martes, 17 de septiembre de 2024

voy a empezar a comunicar mi propio perfume

Para resolver varios acertijos a la hora de aprender, enseñar, reflexionar y accionar… es necesario acudir a la Psicología. Como acuden al día de hoy cientos de otras ciencias. Veamos, por ejemplo, de qué manera atravesar el misterio que nos interpela y desatar, al fin, el nudo. Lo cual significa… escribir, sublimar y no dejar al otro con la cabeza cuadrada por algo que no supimos comunicar:


Nuestro cerebro es una máquina maravillosa, pero más que maravillosa… ¡es puro misterio! Nadie sabe (excepto nosotros) lo que pasa ahí adentro cuando ingresa y egresa una nueva información. Bueno, algunos autores un poco lo descifran o explican. Aunque todavía estemos repletos de preguntas.


Vayamos a lo que hay… la psicología cognitiva (que hoy nos puede ayudar) es una disciplina que explica, sobretodo, ese misterio. Los procesos cognitivos que se dan en el cerebro para que seamos quienes somos y respondamos de la manera en la que respondemos (cuando lo hacemos).


En definitiva estamos atravesados, por empezar y de manera inevitable, por nuestra percepción; que es un proceso individual que realizamos los seres vivos y puede ser auditiva, olfativa, kinestésica o visual.


En el límite entre lo objetivo – que es lo visible y medible - y lo que no se ve - y es precisamente un misterio -  nosotros, los humanos, nos movemos. Es la sensibilidad de cada uno la que determina cómo sentiremos y  reaccionaremos a cada estímulo. Primero… el misterio. Recién después podremos echar luz y dejar algo, harto de claridad, sobre la mesa.


Es increíble cómo nuestra mente puede memorizar a largo y corto plazo. Pero, sobre todo, puede tener memoria de trabajo: ordenando cosas nuevas y viejas para llegar al fondo del pozo; cual ranita – remate - que descubro cuando escribo.


La atención es una capacidad que se desarrolla, y lamentablemente cada día se va desenfocando un poco más. Sin embargo es una de las funciones cognitivas más importantes. Sin ella, por ejemplo, ningún estudiante podría estudiar y ningún docente podría dar clases. Concentración y foco en la tarea van de la mano para que los resultados sean positivos. Y para que la enseñanza y el aprendizaje, claro está, sean posibles y hasta potables.


¿Pero quién aprende realmente? ¿A qué le llamamos “ser creativo o ser inteligente”? Sin duda a la capacidad de resolver problemas, no importa cuáles sean. Es una capacidad que, hay que decirlo, muchos de nosotros la ejercitamos mejor bajo presión. No por nada los mejores genios fueron gestados, sobre todo, en tiempos de crisis.


¿Y qué es lo que permite codificar y decodificar el misterio del que hablamos? El lenguaje, claro. ¡En todas sus variantes!

El que ordena y pone de manifiesto los procesos. El que ejecutivamente permite ordenar, delimitar, traducir y acercar (nos) o, por qué no, alejar (nos).


Parafraseando a la gran poeta, novelista y periodista Clarice Lispector: Voy a pasar por el misterio perfumado. Voy a empezar a comunicar mi propio perfume.


🖊️ Agustina Ferrand

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