lunes, 16 de septiembre de 2024

(dije atlántico, no pacífico)

 











Y si nos dábamos besos éramos el océano atlántico (dije atlántico, no pacífico). Y si nos reíamos lo hacíamos desde el plexo indicado. Todo por ser de fuego, nomás. Por andar quemando y quemándonos. Se morían de envidia los ancianos. Querían ser como nosotras. Y revolcarse, pero también elevarse como si no hubiese un mañana. Nada se comparaba a su cuerpo anclado en el mío, pidiendo "paz" dándo un grito de guerra. Dándo guerra con una caricia de paz. Y así sucesivamente. Hasta hartarnos y no querer vernos más las caras. Aunque bien sabíamos que tarde o temprano nos encontraríamos de vuelta. Porque teníamos el mismo escondite. Y nadie, excepto nosotras, sabíamos que imaginar era el costo que pagaban los sueños por hacerse realidad. Y nosotras éramos en un sueño. Bastaba un soplo para pedir los tres deseos. Bastaba un silencio para sentirnos cómodas. Bastaba toda una vida quizá, para entender que al carro hay que empujarlo y no ponerle un caballo. Y si llegábamos a destino nunca era culpa nuestra. Era Dios jugando con sus dados.

🖊️ Agustina Ferrand


No hay comentarios.:

Publicar un comentario

intensamente 2

Hoy ví con mi madre la película “Intensamente 2”. ¿En qué momento empezamos a tener películas de 1 hora y media? ¿Qué pasó con nuestra atenc...