No somos un triunfo, pero nos merecemos alegrías.
El fútbol no es el único deporte, pero es el que más contagia.
Detrás de los resultados hay frustraciones, disciplina y mucha garra.
Borges no lo entendía. Decía que por qué no le daban una pelota a cada uno y se terminaba el asunto.
Pero andá a explicarle a eso a un simple mortal que lo mira a Messi jugar y llorar, que lo ve a Angelito gambetear, retirarse y asistir. Que lo ve, por fin, a Lautaro Martínez convertir.
Andá a explicarle eso a alguien que no entiende nada de fútbol y aún así hoy estuvo hasta el último minuto, pegado a la radio o a la tele.
Queriendo morir con gloria, después de los gritos sagrados.
Andá a explicarle eso a alguien que desea creer en algo.
Que no puede no aferrarse a una camiseta y pedir tres deseos.
Andá a decirle eso a un marginado que a su momento de mayor felicidad no lo puede no encontrar en un potrero.
Andá a decirle a la poesía que no puede conmoverse a la par de un relator de fútbol.
Andá a decirle a un poeta que no se cumple su más profundo sueño: ¡ver a toda su patria unida en simultáneo!
Y si hubiese una copa de Planetas… ¡qué orgullo ganarle a los marcianos!
Aunque, a decir verdad, nos falta tanto como especie para ser realmente campeones de algo.
Pero déjanos ser compasivos con la monstruosidad de seres que somos.
Y agradecerle, entonces, a Dios por dejarnos pasar más de una.
Porque nadie está exento de haber herido, nadie está exento de haber ventajeado. Y nadie está exento de ser un hijo del rigor, que sólo aprehende (toma algo de la vida) cuando la vida realmente lo golpea.
Así que si de golpes estamos hechos... de caricias nos iremos deshaciendo.
Y ese será nuestro lema.
Hasta que las derrotas o las cicatrices ya no duelan.
O hasta que los triunfos no sean símbolo de superioridad sino de festejo y comunión con el presente.
Que por cierto es un regalo, como esta Copa.
Como este equipo, salido del empeño y la confianza.
Como este Ángel, salido de la pobreza y lo más duro.
Como este Lío, llorando como un gigante herido.
Como un país entero metido en un Lío.
El fútbol no es el único deporte, pero es el que más contagia.
Detrás de los resultados hay frustraciones, disciplina y mucha garra.
Borges no lo entendía. Decía que por qué no le daban una pelota a cada uno y se terminaba el asunto.
Pero andá a explicarle a eso a un simple mortal que lo mira a Messi jugar y llorar, que lo ve a Angelito gambetear, retirarse y asistir. Que lo ve, por fin, a Lautaro Martínez convertir.
Andá a explicarle eso a alguien que no entiende nada de fútbol y aún así hoy estuvo hasta el último minuto, pegado a la radio o a la tele.
Queriendo morir con gloria, después de los gritos sagrados.
Andá a explicarle eso a alguien que desea creer en algo.
Que no puede no aferrarse a una camiseta y pedir tres deseos.
Andá a decirle eso a un marginado que a su momento de mayor felicidad no lo puede no encontrar en un potrero.
Andá a decirle a la poesía que no puede conmoverse a la par de un relator de fútbol.
Andá a decirle a un poeta que no se cumple su más profundo sueño: ¡ver a toda su patria unida en simultáneo!
Y si hubiese una copa de Planetas… ¡qué orgullo ganarle a los marcianos!
Aunque, a decir verdad, nos falta tanto como especie para ser realmente campeones de algo.
Pero déjanos ser compasivos con la monstruosidad de seres que somos.
Y agradecerle, entonces, a Dios por dejarnos pasar más de una.
Porque nadie está exento de haber herido, nadie está exento de haber ventajeado. Y nadie está exento de ser un hijo del rigor, que sólo aprehende (toma algo de la vida) cuando la vida realmente lo golpea.
Así que si de golpes estamos hechos... de caricias nos iremos deshaciendo.
Y ese será nuestro lema.
Hasta que las derrotas o las cicatrices ya no duelan.
O hasta que los triunfos no sean símbolo de superioridad sino de festejo y comunión con el presente.
Que por cierto es un regalo, como esta Copa.
Como este equipo, salido del empeño y la confianza.
Como este Ángel, salido de la pobreza y lo más duro.
Como este Lío, llorando como un gigante herido.
Como un país entero metido en un Lío.
🖊️ Agustina Ferrand
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